Odio los refranes, creencias y dichos populares, es la exteriorización del oscurantismo y fetichismo de la medula colectiva, la forma regatea la reflexión de la circunstancia vulgarizando el contexto, irrita más que se aproximen a un discernimiento que raye las fronteras de la razón; Ayer Saramago, hoy Monsivais, mañana… ¿“… ”?.
Enuncia el sentir folclórico que los individuos se ausentan de a tres, incomoda sentirse acariciado por el designio de la doctrina global.
Reiterada admiración a dos ilustrísimos hombres y maestros fundamentales, “inmemorial”
Aquel niño inquieto y melancólico
Que exploraba el itinerario de la introspección,
Seducido por el cabildeo, sacralizado al diálogo intrínseco
Promiscuo de la percepción
Contradictorio en el frenesí de su repertorio
Anhelando pequeñas migajas de su noble erudición
Mis héroes ahora descansan incólumes.
Ya solo me queda García Márquez
1 comentario:
Tragedias, de verdad, M. Bruce... Así que ya sabes, si mañana amanezco muerto, que no se te haga raro, incinerame y planta mis cenizas en la tierra, que seguramente he de resurgir de ella, en forma de... ehm... frijoles.
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